Para cerrar este año, hacemos nuestra recopilación de 'Lo Mejor de 2013'. Una lista con 10 temas o 10 discos nos parecía insuficiente. Por eso te proponemos ésta con 35 álbumes, luego de haber escuchado durante estos doce meses el material producido en distintos rincones del mundo.
Además, al final del listado hacemos unas menciones especiales para los álbumes que sonaron en 2013 y que, por distintos motivos, merecen un hueco en esta galería. Fueron 12 meses de intenso trabajo para músicos, productores y para quienes nos dedicamos al periodismo musical. Siempre habrá más discos para listas más largas, y por eso decimos que lo mejor de este año lo puedes escuchar en cada uno de nuestros programas donde hemos tenido la oportunidad de ir estrenando estos LP a medida que iban siendo estrenados (con apenas excepciones que no atajamos en su momento). Disfruta de estos sonidos y de aquellos que se ubicarían a partir del puesto 36 en nuestros podcast.
Lo importante es que queda la música como la banda sonora de 2013, esencia artística del siglo 21. Seguiremos explorando sus alcances en 2014, desde nuevas trincheras.
Que los disfrutes y ... ¡Feliz 2014!
35: Matthew E. White - Big Inner
Matthew E. White debutó con disco completo y firmado por él mismo a sus 29 años. Sus anteriores aventuras con bandas como Great White Jenkins y Fight The Bog Bull, un octeto de jazz, apenas lograron tener salida en círculos muy específicos, tanto como reducidos, en Richmond, Virginia, en Estados Unidos. Viene de ser arreglista de algunas canciones en el Trascendental Youth de The Mountain Goats el año pasado, uno de los mejores disco del año. Pero su delgado curriculum no le impidió que tuviera una gran idea musical con la que se acercó hasta Spacebomb, una disquera con estudio pequeño en Richmond buscando hacer algo con base funky. Fue un riesgo que los contratantes también tomaron, como en los viejos tiempos. El producto es fantástico, y aún así tan propio que aunque se identifican elementos de viejas grabaciones, el producto final es música original, propia, con firma auténtica de Matthew E. White. Son siete temas estimulantes, grandiosos. "Big Love" sirve como presentación, con coros, cuerdas y demás elementos; que contrasta con el claroscuro de "Will You Love Me" y de la extedida "Gone Away", escrita por White la noche que murió su sobrino, con sentimientos encontrados, en formato blues y con ribetes góspel.
“We live in an age of many stimulations,” proclama la vocalista de Savages, Jehnny Beth, en la introducción de "Shut Up", antes de enfocarse en la consecuente pérdida de identidad. Pero esa erosión no es una preocupación nueva en la era post internet, aunque sí es rara vez criticada tan frontalmente por músicos, especialmente aquellos que se benefician de la transculturización pop. Esta es una banda que quiere volver al cara a cara, cuyas canciones no tienen momentos dulces sino rudeza instrumental y presencia en tarima, con una buena calidad técnica. Aunque son todas mujeres, las Savages no se identifican como feministas sino como chicas protesta, subvirtiendo la tarima del rock que asumen como un espacio históricamente usado para comunicar deseos masculinos. Las letras de hecho de este Silence Yourself se mueven entre la violencia y el sexo, llevándose por el medio mitos de domesticación y romance. Aseguran en su disco que el mundo solía ser callado pero ahora el ruido distrae demasiado. De allí el título, Silence Yourself, haz silencio para que escuches la música y para que la gente se escuche a sí misma.
33: King Krule - 6 Feet Beneath The Moon
Bill Callahan es un favorito de esta casa, y un genio. Este año entregó un disco cuyas canciones son relatos de personajes con vidas decadentes, dejados atrás, en canciones donde la su voz sobresalta tanto en la mezcla sobre los demás instrumentos que es casi una narración musicalizada. De hecho, es un disco de autor, donde Callahan comparte historias cortas, condensadas, al estilo de Raymond Carver, con historias simples pero dedicadas a explorar los entresijos emocionales de sus protagonistas. Con su barítono imponente, este compositor canta en "Springs", donde se admite el dominio atemporal de los elementos; explora lo sobrenatural en "Summer Painter" y deja derretir el invierno para dar paso al sol y la primavera en "Winter Road", con la música ilustrando ese cambio temporal, porque en este disco el paso del tiempo no conduce a la muerte, sino que da espacio para la tranquilidad, para la contemplación.
Que los disfrutes y ... ¡Feliz 2014!
35: Matthew E. White - Big Inner
33: King Krule - 6 Feet Beneath The Moon
Archie Marshall cumplió en 2013 sus 19 años y un sueño de todo músico: publicar su primer disco, y mejor aún, con excelentes resultados. El resultado, este 6 Feet Beneath The Moon es uno de los debuts ingleses más emocionantes de los últimos años, por su capacidad de comprimir el sentimiento londinense en sus 14 canciones llenas de guitarras pero también de una paleta de estilos distinguidos, como el R&B, el jazz blues y hasta el hip hop. Es una postal de la capital británica contemporánea. Y es allí donde está su mayor valía: esa capacidad para cambiar de tempo y de géneros, con unos sonidos grandilocuentes asumidos desde lo mínmo, desde el detalle, como aprendió a hacer también David Bowie. En eso se unen ambos creadores, y de allí parte la carrera ahora de Archie Marshall quien firma como King Krule, una mezcla entre King Creole (la película protagonizada por Elvis Presley) y el recordado Donkey Kong.
32: Bill Callahan - Dream River
32: Bill Callahan - Dream River
30: Triángulo de amor bizarro - Victoria Mística
La norteamericana nacida en Louisiana Julianna Barwick se fue a Islandia a buscar nuevos sonidos y nuevas inspiraciones. Así, terminó publicando este año su tercer LP ahora junto a Alex Somers en los sintetizadores y ambientaciones, y el propio Jónsi, de Sigur Ros, aportando voces al marasmo coral que presenta la residente en Brooklyn, Nueva York, quien logró juntar para si disco al dúo Alex y Jonsi... lo cual nos dice por dónde vienen los tiros. Además, está el cuarteto de cuerdas Amiina, el guitarrista Robert Sturla y hasta un coro de adolescentes islandesas. Es música exquisita, soñadora, mínima y cósmica, para sumergirse. El disco fue grabado en las tierras de Somers con las influencias de la música que tiene sello de calidad nacional de Islandia. Nepenthe es un LP etéreo con sus piezas que son, más que canciones, movimientos con elementos fluidos y volátiles entrando en escena, en el ambiente, e incorporándose al todo.
Los caraqueños de Americania facturaron su segundo álbum expandiendo sus alcances como compositores y como arreglistas. El material sirve para confirmar el estilo de la agrupación, que ahora puede defender tener un sonido propio, adornado por instrumentos como piano y ukulele, además de un preciso uso de sintetizadores. Así, nadie se aburre, ni sus creadores, ni quienes escuchan encontrando distintos registros, distintas intenciones. El álbum permite ver una nueva cara de la banda, ahora aparentemente interesada no en gustar sino en sorprender. Además, el resultado confirma el apego de estos músicos por las armonías vocales que bañan todo el listado de canciones, dejando colar con más fuerza influencias de The Beach Boys y The Beatles. Todo el sonido fue empaquetado cabalmente por Héctor Castillo en Nueva York.
No pocos artistas de la escena musical contemporánea están encontrando la luz luego de inicios dedicados a la música oscura. Es el caso de Okkervil River, liderados por Will Sheff, quienes llenaron este álbum de teclados con espíritu retro, trompetas y estructuras tradicionales de coros y estrofas.
Este no es un disco demasiado feliz, pero sí es más luminoso que los anteriores. Además, ahora citan a Bob Seger como influencia y presentan un material más accesible. El álbum trata sobre el pueblo de Meriden, en New Hampshire, donde cerca de 1986 el compositor admite haber sido agredido en sus años escolares. En las canciones también hay espacio para las memorias positivas de la infancia y para describir la magia del lugar. Casi todos los temas se refieren a los adolescentes, sus sueños y el mundo real, con referencias al VSH, al atari, al walkman, y a grabar canciones de la radio. Celebrando esa nostalgia, la banda acompañó el LP con un juego de 8 bit.
El electropop sigue teniendo defensores, y los escoceses Chvrches se convirtieron en 2013 en uno de sus mayores exponentes. Los temas de este disco son de los que pudieran sonar sin parar hasta cansar, gracias a su calidad, ritmos y la energía bailable que contienen. Mucha expectativa hubo antes de su publicación, luego de aquél exitoso EP Recover. El resultado afortunadamente cumplió con lo esperado y lo sobrepasó, incluso, lo generado al ser incluidos quintos en la lista de la BBC del sonido que identificaría este año, que publicaron en 2012. Las canciones son de sólida construcción e imaginación, dándole perspectivas a este trío posibilidades ciertas de pasarle por encima a los augurios de ser un producto del momento, una referencia de un instante, sin mayor futuro que el del recuerdo. Además, la vocalista Lauren Mayberry, linda y menuda, no solo cumple con su interpretación vocal sino que le da tonalidades caleidoscópicas al producto de sus compañeros.
Los debut de este año mostraron las posibilidades de los nuevos creadores. Uno de ellos es Laura Mvula, quien entregó su primer disco lleno de soul que se convirtió este año en uno de los mejores primeros esfuerzos de la escena británica. En tiempos donde las disqueras buscan asirse al éxito de Amy Winehouse, dele y Emeli Sandé, la RCA firmó a Mvula quien compuso su primer disco defendiendo su individualidad creativa: ella no es un producto. Con sus temas cargads de capas, llenos de coros, pianos y sentimiento, Laura Mvula se muestra original, impactante, mientras deja salir especiales arreglos con una variedad ingente de instrumentaciones variadas y efectos, desde el arma hasta las percusiones. Aquí se mueve entre lo colorido de Broadway, lo íntimo y acústico al estilo de Roberta Flack, y hasta da paso a ciertos guiños orquestales con estética de música de cámara.
23: Holy Sexy Bastards - Devil Woman
Holy Sexy Bastards no abandonan su estilo de rock guitarrero y de alto impacto, con canciones como píldoras (solo 2 de las 12 superan los 3 minutos, y por poco). En este segundo disco siguen cantando en inglés pero su sonido se hace más local, más de aquí, y más propio. La nueva baterista, Jessica Miranda, le da un vuelco a la base rítmica de los temas. Es álbum divertido para escuchar a todo volumen de una banda que construye su nombre propio, sin dejar de tomar en cuenta la duración perfecta para radio y la fuerza de las guitarras. Por un ratico se dejan guiar por la lengua madre, el castellano, para componer, pero vuelven a terrenos cómodos del inglés, manteniendo su búsqueda por ser universales.
23: Holy Sexy Bastards - Devil Woman
El regreso de Pet Shop Boys vino a demostrar vitalidad. Para ello pusieron en la producción a Stuart Price, quien regresó a Madonna al olimpo de las discotecas y las 10 millones de ventas. Pero además de buscar una gran tajada, Pet Shop Boys rinden homenaje a su propio pasado imperial, con temas como "Love is a Burgoise Construct", que se escuchó apenas 10 meses después que saliera el disco anterior, Elysium, lleno de tonos reflexivos y temas dedicados al amor, a la muerte, al tiempo transcurrido. Mucho se pensó entonces que se estaba frente a unos Pet Shop Boys en camino al retiro, cuando en realidad estaban era despidiéndose su sello disquero gigante y multinacional para publicar con uno pequeño, independiente y propio: x2. Electric es un disco lleno de energía, bailable a más no poder, con pocas canciones pero todas largas como para no parar en la pista de baile. Neil Tenant y Chris Lowe además versiona a Bruce Springsteen con su "The Last To Die" en un LP donde cuidaron al máximo las líricas, incluso desechando aquéllas que no parecieron ser suficientemente buenas.
21: Julia Holter - Loud City Song
Cass McCombs quiso demostrar lo prolífico que puede ser y publicó un disco de 19 canciones y tres interludios con conversaciones con un niño. Son 75 minutos de música en un disco doble que no tiene un concepto único sino que se comporta como una colección libre de canciones de este norteamericano nómada por excelencia y compositor por convicción. Algunos de estos temas son de los mejores que ha desarrollado este cantautor, y su cover de un tema de Thin Lizzy suena desértico, polvoriento y con florituras instrumentales. Las canciones son desarrolladas con igual intensidad, sean luminosas u oscuras, aunque en general transmiten serenidad y confianza. Algunas de ellas suenan muy acústicas y dedicadas, como "Sooner Cheat Death Than Fool Love", y otras muestran el músculo fibroso de la guitarra eléctrica, como "Satan is my toy". En general, son historias asumidas desde el humor afilado del compositor, que te mantiene atento a estas canciones que llegan a sobrepasar los 6, 7, 8 y hasta 9 minutos de duración.
Este es un álbum conceptual como el que más, bailable, lleno de ideas, constantemente presentando diferentes ángulos del arte sonoro y siempre lleno de melodías atractivas y letras inteligentes y rebosantes de emocionalidad. Janelle Monae firma así un disco psicodélico que la ubica de nuevo en el olimpop del pop, luego de aquel ArchAndroid (2010). Es un álbum que para conseguir su objetivo necesita tiempo y construcción, por eso viene con 19 canciones que alargan bastante su duración total, lo que algunos críticos señalan como una debilidad. Sin embargo, es símbolo de ser un disco expansivo que además se beneficia de las abundantes colaboraciones que exhibe, incluyendo las de Erikah Badú, Solange, Miguel, Esperanza Spalding y hasta Prince.
17: Haim - Days Are Gone
Un trío de chicas sorprendió este año con su debut. Son Haim, tres hermanas portadoras de ese apellido, nacidas en el 86, 89 y 91, que firmaron su Days are gone despertando asociaciones con Fleetwood Mac. Ellas son de California, de una familia de músicos y versátiles con los instrumentos. Lanzaron su primer sencillo el año pasado y mostraron otros temas en el iTunes Festival de 2012. Esas son las canciones quizá más destacables, pero hay una que sobresale también, "Forever". Este es un disco que ni revela mucho ni deja qué desear. Al contrario, sirve bien para mostrar de lo que son capaces y quedarse con ganas de escuchar qué cosa nueva pueden traer luego de dejar salir las canciones que, probablemente, tenían más tiempo de añejamiento y de adolescencia. Veremos.
17: Haim - Days Are Gone
15: Foals - Holy Fire
Desde la imagen de su portada hasta lo narcótico de sus melodías. El más reciente trabajo de estudio de Foals causó sensación en todos. Sus canciones dejan saciado al corazón, el oído, la mente y el espíritu con joyas de composición y arreglos más que memorables, para atesorar. Su comienzo con "Prelude", de abajo hacia arriba, abre la puerta a sus casi 50 minutos de sonidos. Sus cambios ente tema y tema demuestran la fuerza creativa de sus compositores, con temas raros, adictivos y no delimitados a fronteras estéticas, sin dejar ed lado las guitarras y los punteos cortos. Hay canciones para discotecas y hay canciones para la reflexión, porque la paleta emocional de este disco es así de amplia y completa. Con este trabajo retoman la ruta de éxito que comenzaron a marcar con Total Life Forever (2010).
13: Lorde - Pure Heroin
John Grant debutó a lo grande con su sonido setentero en 2010. Ahora lleva su estética más allá y la acerca al electro pop de los 80, sin olvidar aquéllas raíces, con Pale Green Ghost. Grabado en Islandia, no solo da salida a sonidos más cortantes sino que deja escapar líricas más duras, groseras incluso, incómodas para muchos y polémicas sin duda. Una de sus piezas más memorables habla de cómo es vivir siendo VIH positivo... una visión personal, al él estar infectado con el virus, lo cual confirmó para entrar en una época oscura de su vida, y que ahora quiere dejar salir a través de sus canciones, expurgar a tavés de su música, en temas como "Ernest Borgnine" o "GMF", las iniciales de Greatest Mother Fucker.
La música que entregó este año Kurt Vile es luminosa, soleada y de carretera. El compositor salió de su madriguera y de su introspección para dejarse tocar por el viento y la luz, recorriendo la geografía de EEUU. Este disco viene con sonido expansivo y expandido, con el apoyo de una banda sólida que soporta el lienzo del creador y canciones exigentes en tiempo y construcción. Lo grabó entre Nueva York, Los Ángeles y Philadelphia, componiendo de parada en parada y siguiendo la estela de cierto sonido de los 70. Ya Kurt Vile no escribe desde la claustrophobia, como en su disco de 2011 Smoke Ring For My Halo. Ya no hay portada en blanco y negro ni introspección solitaria. Ahora hay color y luz.
Este es el disco más derivativo de este artista, tomando elementos de mil sitios y ciudades y haciéndose acompañar por un montón de colaboradores y amigos para tener ese sonido de banda gigante, con infinidad de instrumentos que no se queda corto, con canciones que alcanzan un total de 70 minutos de música, con varias pasando el umbral de los 6 minutos y alcanzando los 10 minutos.
Cuando Paul McCartney cumplió 64 años en 2006 comenzó una racha de las más creativas y productivas de su vida. Desde aquél 2005 hasta ahora ha publicado siete discos, incluyendo trabajos originales, colecciones de versiones y hasta un disco bajo pseudónimo, The Fireman. Con 71 sigue marcando la ruta global, con este disco colaborativo, con 4 productores para distintas canciones y una banda sólida con la cual revisita el conceptualismo que él mismo imprimió a Los Beatles, dando cuenta de su vigencia como autor. Él no quiere retiro y por eso logra juntar a Mark Ronson con su carga de metales y scratchs incluidos, a Giles Martin (hijo de George Martin), Paul Epworth y Ethan Johns. Con ellos construye las mejores canciones de este material, como "Everybody Out There", "Queenie Eye", "Appreciate", "Alligator" y "Early Days". Además e influenciarse por su época psicodélica con los de Liverpool, canaliza estéticas de Muse, de The Who y de sí mismo.
7: La Vida Bohème - Será
David Bowie es más que un fénix. Luego de una década de silencio, retomó el estudio para grabar este disco que se registró durante dos o tres años en secreto y fue anunciado de repente en enero cuando salió el sencillo "Where Are We Now". Es uno de los mejores regresos en la historia de la música, como lo definió The Independent, en Inglaterra. En sus canciones, y su portada también, muestra material nuevo excelente que además refleja la grandeza de su propio pasado; algo que se logra gracias a la presencia del productor Tony Visconti, quien lo acompañó en décadas anteriores. Pero con todo eso, el sonido y las canciones son completamente actuales, haciendo de este LP un compilado de música para estos tiempos, para este siglo 21, como suelen ser los materiales de Bowie siempre sirviendo de barómetro de lo social y de lo cultural. Participaron en la grabación el guitarrista Gerry Leonard, el bajista Gail Dorsey y el baterista Zachary Alford, con contribuciones de los guitarristas David Torn y Earl Slick, que a ratos pareciera canalizar el espíritu y el sonido del gran colaborador de Bowie ya fallecido, Mick Ronson. Este es un disco desafiante, no solo porque sus 14 temas son cambiantes sino porque su mezcla es densa, quizá más que en cualquier publicación anterior del duque blanco de la canción.
The National entregó un disco hecho en el Olimpo de las bandas exitosas. Trouble Will Find Me es un disco confiado de quienes no se quedaron con la idea de complacer al público con “lo que quiere oír", luego del éxito de High Violet (2010), sino que trabajaron como si aún estuvieran en un garaje. Es un álbum que sigue oscuro, hasta melancólico, pero que evoluciona hacia nuevas fronteras, con vientos, con pistas cambiantes, con estéticas contrapuestas siempre con la voz y las letras de Matt Berninger paseándose por territorios emocionales. The National muestra su música como si fuera fácil de hacer, les sale natural con narrativa y arreglos dramáticos. El vocalista ya había dicho que el éxito les permite relajarse haciendo música, sin tener que defender su identidad, sino solo sacándole provecho. En consecuencia, es un LP que refleja libertad creativa.
Reflektor es un disco largo, complejo, ensimismado. Es un LP doble en su formato físico, con 75 minutos totales de música y con canciones tan buenas que muchas radios comerciales tuvieron que buscar excepciones para programar esas canciones largas, como la que da nombre al disco que dura 7 minutos y medio, y donde la mayoría sobrepasa los seis minutos. En "Here Comes The Night Time" se escuchan influencias haitianas (la esposa del vocalista y compositor Win Butler es de allí, a donde han viajado varias veces), y también destacan "Reflektor", "Porno", "Normal Person" y "Afterlife".
El trabajo hereda la estética de LCD Soundsystem, gracias a James Murphy, quien estuvo con ellos en el estudio durante un par de meses, y recuerda a buenos productos firmados por David Byrne. La banda tomó un riesgo sin haber estado obligados, y no les salió mal. Se atreven a explorar confines ajenos al rock, sin dejar de sonar rock, en temas que recuerdan a ciertas aventuras de Brian Eno y lo Talking Heads en "Remain in light".
Menciones especiales:
El debut en corta duración, y digital, de La Pequeña Revancha sorprendió a un mercado ávido de nuevas propuestas, el venezolano. Con sus letras intimistas creadas por separado pero arregladas en conjunto en el terreno folk, mostró las posibilidades artísticas de sus integrantes, especialmente de Juan Olmedillo (Los Mentas). Aunque oficialmente es un EP y no un larga duración, mostró un camino fértil de posibilidades que ahora enfrenta a sus creadores a las expectativas para 2014.